Descorchando una vieja botella de buen vino
escancio,lentamente, mi copa mirándome al espejo,
escancio,lentamente, mi copa mirándome al espejo,
el fiel reflejo
me invita a brindar por aquellos momentos que he vivido contigo,
por las crueles heridas dejadas de recuerdo.
Al caer en mi garganta el líquido elemento
el sabor me recuerda lo amargo de tus besos,
sonriendo,
ahora es cuando entiendo
que mentía tu boca al decir que me amabas,
y la verdad escapaba de tus ojos inciertos.
No sé si estoy borracha de amor
o de veneno,
el mismo que me diste durante largo tiempo,
esquivando caricias con excusas absurdas,
acusando un cansancio sufrido en otro lecho.
Mas no debo quejarme, pues tu misericordia
me permitía dormir agarrada a tu cuerpo
mientras el mío ardía de pasión contenida,
yo, siendo tu dulce esposa,
ocultando mis lágrimas, te guardaba respeto.
Hoy sé que estás con ella,
hoy sé que tu sonrisa te hace brillar de nuevo.
Sí, ya sonrío otra vez,
vaya!
el alcohol hace efecto...
conozco el gesto tuyo si te llama el deseo
el mismo que perdiste, el mismo que yo tengo.
Ojalá que la vida te perdone los errores causados,
que la felicidad no falte a visitarte;
aquí muere la mía,
prisionera en la casa que un día fue la nuestra
de donde aquella tarde
y sin apenas ruido,
no te olvidaste nada detrás de aquella puerta.
Me sabe bien el vino...
fíjate, que nunca me ha gustado,
pero ahora,
en esta fría noche
me alegra la tristeza.
La música que suena me invita a bailar lento,
mis manos van tejiendo una difusa sombra
mientras mis labios nombran
quien no me pertenece.
Brindo y vuelvo a brindar por todos tus agravios,
por mis tiernas palabras premiadas con silencios.
Donde viví contigo lo que yo creía amor
tan sólo fue un engaño,
tan sólo un espejismo.
Borracha de dolor, beoda de amargura,
si he de verte algún día no vengas a mi encuentro,
para qué?...ya no tendría sentido,
con nada has de encontrarte.
Apretando mi paso me cambiaré de acera,
ya te di lo que fuí, y aún así
no valió, ya lo sabes,
sólo un despojo queda.
Qué dulce sabe el vino!,
amansa la tristeza...
Ojalá que la vida te perdone los errores causados,
que la felicidad no falte a visitarte;
aquí muere la mía,
prisionera en la casa que un día fue la nuestra
de donde aquella tarde
y sin apenas ruido,
no te olvidaste nada detrás de aquella puerta.
Me sabe bien el vino...
fíjate, que nunca me ha gustado,
pero ahora,
en esta fría noche
me alegra la tristeza.
La música que suena me invita a bailar lento,
mis manos van tejiendo una difusa sombra
mientras mis labios nombran
quien no me pertenece.
Brindo y vuelvo a brindar por todos tus agravios,
por mis tiernas palabras premiadas con silencios.
Donde viví contigo lo que yo creía amor
tan sólo fue un engaño,
tan sólo un espejismo.
Borracha de dolor, beoda de amargura,
si he de verte algún día no vengas a mi encuentro,
para qué?...ya no tendría sentido,
con nada has de encontrarte.
Apretando mi paso me cambiaré de acera,
ya te di lo que fuí, y aún así
no valió, ya lo sabes,
sólo un despojo queda.
Qué dulce sabe el vino!,
amansa la tristeza...