La Novia Blanca

miércoles, 22 de diciembre de 2010


Custodio entre mis sueños un palacio,
un palacio aluzado por estrellas de plata,
bajo el amparo de una blanca luna
me prometías amor hasta llegado el alba.

Y en mi ensueño revivo una inmensa llanura
tapizada de flores,
de margaritas blancas,
donde tantas veces, a lomos de tu silla,
aferrada a tu cintura cabalgaba.

Y me dejo llevar por ese sueño
cuando en el río,
desnudos cuerpo y alma,
solíamos bailar enamorados
compartiendo caricias que nos mandaba el agua.

Y recuerdo el denuedo de la lluvia
golpeando en la ventana,
celosa de que envuelta en el armiño,
al calor de tus besos me abrasaras.

Mas nubes de dolor condenan este sueño
al recordar tu adiós
una mañana lóbrega, una mañana helada,
porque marchabas a luchar con los tuyos
en tierras renegadas.

Y te fuiste...
y en mi pena quedaba
la promesa de amor que volverías
vencida la batalla.

Cuántos días conté !,
cuántas horas bordé
en esa amarga estancia
blasones en tu capa.

Como escudo mi rabia,
Como hebras mi pelo,
como perlas mis lágrimas.

Como una novia blanca...

Aún recuerdo sonar los clarines
de tu ansiada llegada...

Extasiada adorné mis cabellos,
engalané mi falda,
me juré sellar mis reproches
porque un día te marcharas.

Incensé aquel tálamo frío
tan desnudo,tan yermo,
donde luego me amaras...

Mas no quiero soñar...
oh, recuerdos.
desertad de mi pecho vencido !

Ya no quiero llegar al instante de esa noche estrellada
que la luna maldita me trajo de ti
lo que de ti me dabas,
la sonrisa de la muerte en tu beso,
tu cuerpo yerto, inerte,
tu ropa ensangrentada.