Por las tierras del norte me contaron
una historia de brujas y de meigas...
" siempre atentos"....decían,
" tened cuidado ",
" no las mires jamás si las encuentras ! "
Pero el bosque me envuelve con su magia,
con los árboles que avanzan hasta el cielo,
con sus duendes, ardillas y esos lobos
que el Creador se empeñó que fueran fieros.
Y la ví...junto al fuego, arrodillada,
entre el humo que nacía de su marmita,
removiendo con cuidado su puchero
de raíces de león y de romero.
entre el humo que nacía de su marmita,
removiendo con cuidado su puchero
de raíces de león y de romero.
Eran verdes sus ojos como el trigo,
del color de la nieve su cabello,
mas el triste semblante de su cara
al más débil mortal quitaba el miedo...
Y la tarde se enfadó tan de repente
que la lluvia lloró...
Sus viejos brazos
y sus piernas heridas por las zarzas
apenas se movieron lentamente.
A una gruta que cerca se encontraba
la llevé con amor,
le dí cobijo
y clavándome en los ojos sus dos lágrimas
me abrazó susurrando..
" sabía yo que Dios me mandaría
para morir los brazos de aquel hijo..."
Desde entonces deambulo por los bosques
y las fieras se agachan a mi paso,
al llegar al lugar del dulce encuentro,
junto al viejo puchero abandonado
medra el romero en flor y el verde espliego.