A Qué Saben Los Besos

viernes, 18 de marzo de 2011

 Echada en la hierba remango mi falda, permitiendo,
que el sol me ciegue los ojos,
que la brisa me mese el cabello.

Un verde racimo  de uvas entrelazan mis dedos.

Descepando uno a uno su fruto,
cayendo en mi senos,
invento  que estás junto a mí
y el deseo me incita a pensar a qué saben los besos.

Tu sombra me sirve de espejo
te veo... te siento...
y en mi juego,deshojando el racimo,
lo dejo caer donde yaces,
recogiendo esmeraldas de néctar
mi boca recorre tu cuerpo.

Caprichoso, otro grano se prende en tu pelo
tentándome así, a que pruebe el sabor de su dejo.

Al morderlo,el jugo fresco,
abriéndose en canales se va perdiendo.

Mi lengua, ansiosa, va relamiendo
el divino dulzor generado en tu cuello.

Sabiéndome  a poco,siguiéndome el juego,
vas dejando escapar otra perla lujuriosa
que yo encuentro.

Voluptuosa, aún anclada en tu pecho,
espera pacientemente,
que al yo intentar alcanzarla,
ir a morir en la cuenca de tu vientre.

Sedientos de sed mis labios
enloquecida en mi empeño,
cual manantial de amor  por ti ofrecido,
relamen el tierno grano yacente en tu ombligo.

Y empapándote de mí,
absorbiendo cada uno de tus poros abiertos
logro alcanzar el último fruto
que, lascivo,
has prendido como meta entre tus dientes.

Aferrándome a ti,
como si temiera perder el equilibrio que en ti encuentro,
muerdo, bebiendo,
el sabor que me pierde,
descubriendo,
el licor al que saben tus besos.