A ese amor que se ha ido le hubiera dado tanto...
ay, amor!,
mi alma, mi sonrisa, el sabor de mi llanto...
Triste amor que se fue,
cuánto le hubiera amado!
En ese frío invierno, en el dulce verano,
caricias se han dormido sin haberlas usado...
Ay,amor!,
se marchó sin mirarme
y entre cuatro paredes
me ha dejado encerrado
el deseo lujurioso
de yacer en sus brazos.
Tan sólo me permite
que al igual que la hiedra
escale,palmo a palmo,
con mis besos la piel
de un cuerpo imaginario.
Pasados muchos años,
en cada primavera,
sin pretender la vuelta
de lo que me ha robado,
me quedaré aguardando
que envejezca mi anhelo
como se agosta el campo.
Así entierro en mi verso
a ese amor que yo tuve,
ay, amor,
al que yo quise tanto...